Y míralo allí, con esa estúpida sonrisa con la que cada día me mataba, siempre tan real. No sé , todas las noches me decía a mi misma que el amor no existe, que es tan solo un maquillaje que nos esconde la realidad, y así es,  así que no cambiaré la forma de pensar hacia ese sentimiento. Pero es que míralo, no es como los demás con una sonrisa bonita,  sin cerebro, es todo lo que no estaba  buscando pero que siempre me ha gustado encontrar.
Por una vez he dejado de aplicarme eso de, "aceptamos el amor que creemos merecer", hagámonos saber que merecemos más de lo que creemos.

Digamos que por fin me he parado a pensar en  lo que es mejor, y he llegado a la conclusión de que eso es exactamente lo que nosotros elegimos, lo que nos hace feliz.

A veces esa felicidad se puede convertir en sufrimiento, primero haciéndonos frágiles, y por último rompiéndonos. Por eso sigo aquí, sin arriesgar para saber lo que es la felicidad, sin esperanzas y sin valentía, sin la mínima curiosidad por ello. 

Este es un mundo creado para destruirnos.