A veces esa felicidad se puede convertir en sufrimiento, primero haciéndonos frágiles, y por último rompiéndonos. Por eso sigo aquí, sin arriesgar para saber lo que es la felicidad, sin esperanzas y sin valentía, sin la mínima curiosidad por ello.
Este es un mundo creado para destruirnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario